La Casa de las Amapolas

Como dice Luz Gabás "Leer La casa de las amapolas es entrar en un refugio de poesía e intriga y disfrutar de los maravillosos personajes que la habitan". Es una novela de intriga, con giros constantes, un ritmo ágil que engancha al lector consiguiendo que no se pueda parar de leer, pero a la vez es delicada y sutil, con una prosa tan bella y cuidada que resulta casi poética, envolvente y sensorial, pero que no paraliza el ritmo de la historia, sino que aporta una personalidad propia y una fuerza en la escritura que no deja indiferente. Para los amantes de las novelas de intriga, en la que el misterio tiene tanto peso como las sensaciones, la ambientación o los personajes. Está narrada en varios momentos temporales, con unos personajes muy potentes y una prosa y ambientación espectacular en la sierra de Albarracín. La historia tiene continuos giros inesperados y un final sorprendente, abierto a la esperanza de un nuevo comienzo. De esas historias que emocionan y dejan huella.

“Flora, una solitaria mujer envuelta en un halo de misterio, vive retirada en La Casa de las Amapolas, un lugar idílico pero apartado de todo en plena sierra de Albarracín.” Esa tranquilidad que Flora disfruta, junto con dos mujeres que comparten su retiro, se verá alterada por una serie de circunstancias que sacará muchos secretos a la luz y alterará la vida de muchos. Una apasionante historia que Desirée Ruiz narra como ella sabe, bonito, elegante, con sensibilidad, con descripciones que te trasladan a esa casa en esa sierra, con escenas, algunas que te conmueven y otras que te mantienen en vilo y con unos personajes tan bien perfilados que los ves, les pones cara. Concretamente dos son, además, evocadores. Con esta novela, las horas de disfrute y buena lectura están aseguradas. Esta es la tercera novela que leo de esta autora y de verdad que cada vez me gusta más, si con “Villa Melania” me quedé unos días viviendo allí, actualmente estoy en la Casa de las Amapolas.